«JUNTOS SOMOS MÁS FUERTES»

«JUNTOS SOMOS MÁS FUERTES»

La Cámara Argentina de Centros de Medicina Física y Rehabilitación (CAMFRE) es hoy el producto de una larga historia de evolución que juntó voluntades para la ayuda mutua de los profesionales e instituciones del sector.

En los años noventa, con las limitaciones tecnológicas propias de la época, era sumamente complicado desde compartir información hasta poder cobrar un pago, especialmente para los centros del interior.

“El que tenía un centro en Jujuy, tenía que venir a Capital a buscar un cheque de PAMI, por ejemplo…
Era imprescindible en esos tiempos la ayuda mutua, la colaboración entre colegas”, apunta el Kinesiólogo Armando Cervigni, hoy presidente de la Cámara. “Fue entonces cuando comenzamos a reunirnos, al principio unos pocos, como un grupo de amigos, en el departamento de uno de nosotros, luego fuimos creciendo y ya no cabíamos allí, así que continuamos en la sala de uno de nuestros centros de rehabilitación, hasta que finalmente tomamos forma jurídica, y tuvimos que alquilar una oficina y contratar un mínimo personal”.

La Cámara comenzó en 1995, agrupando únicamente a instituciones de Capital Federal y Conurbano, pero posteriormente se fueron uniendo otros centros de las distintas provincias del país y fue cuando pasó de ser Cámara de Centros de Medicina Física y Rehabilitación a ser Cámara ARGENTINA de Centros de Medicina Física y Rehabilitación.

Con el pasar del tiempo la rehabilitación, al igual que la política, han pasado por muchos buenos y malos momentos, y ha sido fundamental la existencia de la Cámara para poder luchar por los derechos de todo el sector, para hacernos escuchar y también para promover nuestro trabajo y defender y abogar por la calidad de las prestaciones que se brindan a los pacientes.

En los últimos años se ha incrementado el número de socios y adherentes de la Cámara, ya que los tiempos que corren ameritan la fuerza que puede ofrecer un grupo cohesionado que represente a todo el sector de rehabilitación.

“Por suerte o por desgracia, por toda la problemática que existe en el país y en el mundo, y del cual no somos ajenos, ya que esto se ha transferido a problemas también dentro del sistema de salud, nos han hecho crecer y darnos a conocer. Hoy, por ejemplo, colaboramos con CADIME, que es una cámara de diagnóstico médico muy prestigiosa, colaboramos directamente con la Defensoría del Pueblo a través del Ombudsman de la Tercera Edad, asesoramos y aconsejamos a instituciones de salud, entre otras tareas”, explica Cervigni.

La Cámara Argentina de Centros de Medicina Física y Rehabilitación cuenta actualmente con muchos socios y una cantidad importante de adherentes. Entre sus funciones principales se encuentran brindar asesoría y apoyo integral al asociado en las áreas técnica, jurídica, contable e impositiva, así como propiciar y garantizar el armado de una red de prestadores que reúnan y mantengan los estándares de calidad que los pacientes merecen.

Para lograr esto, propicia la comunicación permanente entre los socios, organiza cursos de especialización y conferencias de diversos temas y participa como árbitro de mediación empresarial.

Un mundo en constante crecimiento

Hoy la realidad es abrumadora en lo que se refiere al crecimiento en el ámbito de la rehabilitación en general; así como ha pasado con la tecnología en general, ha pasado también con el campo de la Medicina Física.

Cuando comenzó la Cámara, el PAMI atendía a un millón ochocientos mil afiliados. Hoy, la cifra se acerca a los 5 millones; además de eso, el promedio de vida ha aumentado en unos 6 o 7 años en ese período, por lo que todo lo que son patologías crónicas está aumentando muchísimo.

Es un universo que no para de crecer. También, el espectro de prestaciones ha aumentado exponencialmente, así como la tecnología aplicada al servicio de la rehabilitación, tal como lo explica Cervigni:

“Cuando comenzamos a organizarnos, la rehabilitación se circunscribía únicamente a la kinesiología con un par de aparatos, onda corta y rayos infrarrojos…

 

Klgo. Armando G. Cervigni, Presidente de la CAMFRE